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Obsesionados con "me gusta", "favorito", "sticker"... Ya no hay nada que puedas hacer para no caer en la tentación de subir una foto de la fiesta de anoche con la intención de que todo el mundo la vea e indique que le ha gustado la foto. Y compites por el número de ellos. Y te fijas cada día. Etiquetas a los que salen en la foto y esperas deseosa o deseoso de que los demás ya se hayan fijado lo guapa o guapo que estabas y lo que hiciste, porque de eso se trata, ¿no? Sino... ¿por qué hiciste esa foto en la discoteca? A veces solo esperas que los demás reaccionen a lo que has puesto, que digan algo, o te pregunten por privado qué es lo que estuviste haciendo y quién era el chico ese que salía detrás de ti, al fondo, sonriendo, que si lo conoces y si conseguiste su número. Y si le llamaste. Parece que el ser humano ha evolucionado hacia el salseo constante, se mueve por emociones vacías y opacas que se destruyen con tan solo caminar en manada. Nos hemos vuelto robots, ladrones de emociones con imágenes. Intentos de seres humanos que necesitan saciar su sed de tener, y llenar el vacío que le provocan las redes sociales tras dejarlas de lado, o cuando apagamos el móvil o el ordenador. Nos hemos vuelto mendigos de amor, o mendigos por migajas de cariño que los demás van soltando al tiempo que lo van pidiendo. Si tú me das "me gusta" a la foto de anoche, estoy en deuda contigo, así que la próxima foto que tú subas, tendré la obligación de hacer lo mismo aunque no me guste cómo salgas, y además te halagaré, porque tú no lo hiciste y debiste hacerlo, así la próxima vez... ya sabes lo que tienes que hacer.

"Mendigos de migajas de cariño online"

Vía  Favim.

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