Living

¿Y si no fuera tan malo querer estar sola a ojos de la sociedad? 

La vida en sí es un compromiso. 
   Firmamos un contrato hasta el día de nuestra muerte. Por el camino podemos comer, divertirnos, trabajar, conocer a gente obligatoriamente y ser -en la medida de lo posible- simpáticos. Pero yo lo he pillado, ya sé por qué todo esto, por qué tenemos que seguir estar reglas: las reglas no escritas de aquel contrato que olvidamos haber firmado. 

   ¿Por qué tenemos la obligación de relacionarnos con otros? Dicen que porque somos seres racionales, sociales, que necesitamos relacionarnos con los demás para satisfacer nuestras necesidades, porque parece que somos la única especie que no para de parlotear. Pero... ¿alguien se da cuenta de que todos no somos así? ¿Alguien se ha parado a observar a ese porcentaje de personas que, por alguna razón, le gusta estar al margen de ese parloteo o contrato de la vida? Es como que a la vida le debemos algo, le debemos conocer a otras personas -aunque no queramos-, le debemos ser útiles (haber nacido para algo), le debemos trabajar-formar una familia y después conseguir el fin último: la muerte. Y gracias a la muerte, puede que la mayoría de religiones hayan nacido, incluso yo misma puedo inventarme una, pero para muchos sería como reírme de una religión, así que olvidemos ese paso que hemos ido creando con el paso de los siglos. 

   Tal vez, estar al margen de esa obligación social nos haga evolucionar, nos haga reflexionar más sobre nosotros mismos y saber por qué estamos aquí, donde estamos, o simplemente conocernos, yo qué sé. Simplemente, debería ser obligatorio ser consciente de todas las realidades que existen en nuestro mundo, ser más éticos y, sobre todo, respetarnos. Porque puede que yo no me relacione tanto como tú, que prefiera la soledad a la multitud, por alguna razón que no conoces porque es mejor para ti cuestionarme e imponerme las cláusulas de ese maldito contrato, ese que no debería haber firmado. Porque ser introvertido, tímido, poco social, no nos hace menos que los demás, al contrario, demuestra que hay diferentes tipos de personas, lo que convierte la vida en algo más rico, más interesante. Pero no cambiarán las cosas de hoy para mañana, porque hay mucho que cambiar, demasiadas cosas, demasiados aspectos, cláusulas que se han ido modificando para el bien de unos y la desgracia de otros. 

   Seamos más amables con los considerados diferentes a nosotros, solamente para poder comprender que todos somos diferentes y que merecemos ser tratados con dignidad, respeto, amabilidad. Porque no es malo estar solo, no es malo que te gusten otro tipo de cosas (da igual el ámbito del que quieras hablar), nunca será malo si es bueno para ti y, sobre todo, si no dañas a nadie con ello. Porque cuando causas mal (ya sea daño físico, psicológico, ético...), no estás obrando bien, estás incumpliendo normas no escritas que te harán sufrir en un futuro, como a la persona a la que estás haciendo sufrir. 

¿Y si no fuera tan malo ser nosotrxs mismxs?

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