Fire

Nos movemos entre las sombras. Respiramos un oxígeno que ha dejado de ser puro. Nuestros pies, descalzos, rozan las llamas que surgen del subsuelo, y continuamos moviéndonos. Olvidándonos de lo que ocurrió, por tantas horas caminadas, por tantos recuerdos dejados en el aire que perpetua en nuestras pesadas almas. Y no nos damos cuenta de ello hasta que dejamos de existir, hasta que caemos en el vacío de la vida. Observamos lo que fuimos, lo que hicimos y ese mal que causamos sin saber lo que hacíamos. Y ya no podemos remediar lo que ocurrió. La vida prosigue, queramos o no. 

Y caemos.

Quisimos distinguirnos y pagamos un alto precio. El precio de la ambigüedad, del olvido y la desazón. Hicimos tantas cosas fuera de lugar que esas llamas que queman nuestros pies no son nada comparado con el mal que creamos sin querer. Esos sueños rotos que rompimos con nuestras propias manos y se deshicieron como copos de nieve en nuestras manos. ¿Cómo estuvimos tan ciegos? ¿Cómo dejamos de ver el mal que causaban nuestros actos? Quisimos ser tan distintos al resto que... literalmente, nos convertimos en ellos, en esas personas de las que nos alejábamos. Caimos tan bajo que... nos lo merecemos. 

Ahora nos movemos entre las llamas, tan altas como las personas que habitan el submundo, tan altas como los monstruos que se esconden entre las sombras. Esos que nos despiertan con un golpe de aire frío en la nuca y nos dejan sin aliento. Y las llamas bailan entre nuestros dedos, formando parte de nuestro ser, desdibujándonos del paisaje oscuro y tétrico al que ahora pertenecemos. 

Y, ahora veo sus caras, esas caras que me miraban pidiéndome que no lo hiciera, que les dejara vivir, que no eran tan diferentes, que todos somos personas. Pero para mí no lo eran, para mí eran distintos, y yo era mejor, estaba arriba, les miraba por encima del hombro. Y estaba equivocada. Ahora lo puedo ver. Ahora veo lo mal que tenía la vista, la mente y el corazón. Ahora sé que la vida nos da un tiempo limitado que tenemos que aprovechar para no hacer lo que hice. Nos da tiempo para mejorar la vida de los otros, y, así, la nuestra. Ojalá tener otra oportunidad para borrar lo que hice.

Pero, pensándolo bien, soy humana, somos humanos... y siempre tropezamos con las mismas piedras. Siempre repetimos el pasado, aunque lo hayamos vivido, leído, contado... Quizás volvería a hacer lo mismo. Quizás sentiría el mismo placer al decir "no" a esas personas indefensas que solo querían un trozo de pan para no morirse de hambre. Pero ahora no podría. Ahora, al menos, sé la verdad. Y duele bastante.


"We deserve this, The hell".


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