Insomnia

Insomnio.

Noches sin dormir. Dejando la mente en blanco para que miles de imágenes aparezcan en tu mente sin llamar primero. 

Estás agotada. Te duele el cuerpo de tanto cansancio. Pero, después, entre las sábanas, algo se apodera de ti, te retiene y mantiene tus ojos abiertos. Los cierras, pero algo los abre. Luchas por mantenerlos cerrados. Y piensas, quizás si voy al baño y vuelvo, lograré dormirme. Y ya han pasado dos horas. Te metes de nuevo entre las sábanas, te das media vuelta, te haces una bolita, cierras los ojos, y, minutos más tarde, estás mirando a la oscuridad. Ya no sabes si los ojos los tienes abiertos o cerrados, no sabes si lo que piensas es un sueño o es tu mente que crea pensamientos libremente. Miras la hora. Son las cuatro de la mañana. Pero, ¿cómo ha pasado tanto tiempo? ¿Me he dormido en algún momento? Pero no, tu mente está cada vez más agotada, tus ojos te pesan, y no piensa dejarte dormir. No, esta noche no. Esta vez te toca lidiar con la oscuridad y el silencio. Normalmente te daría paz, pero hoy no, porque necesitas dormir. Quieres descansar en el momento que tú decides, no cuando la mente te lo impone. Y decides beber agua, porque piensas que quizás podrás dormir después de hidratarte, que puede que sea lo que el cuerpo necesita para conciliar el sueño de una maldita vez. 
    Pero el tiempo sigue transcurriendo, y un despertador suena en tu casa. Es de alguien que tiene que despertarse a las seis de la mañana. Vaya, ¿ya son las seis? El tiempo... que parece cosa de magia, pero siempre mantiene el mismo ritmo, aunque parezca mentira. Y entonces, dominas a tu cabeza, o consigues engañarla, por  fin. Y esas dos horas que puedes dormir de verdad, son un verdadero infierno. Historias de fantasmas, pesadillas, cabezas cortadas... Hubiera sido mejor levantarse y quedarse despierta haciendo cualquier otra cosa que no fuera estar entre aquellas estúpidas sábanas contando corderitos. 
    Y el día que te espera no será mejor que la noche. No, qué va. Desearás que sea de noche, pero esperando que tu mente decida dejarte dormir para variar, al menos unas cuatro horas. Al menos, para despertarte sin los ojos hundidos y con dolor de cabeza. Al menos, dándote un respiro. 



Y esta podría haber sido una historia más currada, pero esta vez le echo la culpa a él, al Insomnio. Porque ya basta de decidir cuándo puedo y no puedo dormir. Ya vale, por favor, soy una persona y necesito descansar, todo sería distinto si fuera un androide. Ellos al menos se podrían desconectar. 

"I need to sleep, but you don't let me".

Vía Tumblr, Mokaiccino.

Comentarios