Un millón de historias

¿ T ú te acuerdas? Cuando todo era más tranquilo, cuando la vida se paraba para ver pasar las horas frente al río. Pero ya cesó. El momento idílico terminó. Y me estoy apagando. La vida me dice adiós y yo le digo adiós a la vida. Nada me retiene, nada me pide que me quede. No recuerdo más momentos preciosos, de esos que enamoran y que intentas revivir porque te dejaste seducir por la vida. Esos momentos vividos que parecen sueños, que vuelves a sentir cada vez que cierras los ojos. Pues ya no los siento. Los he dejado a un lado, apartados, fuera de mi vista. Nada me ata, todo me deja marchar. Y ya no tengo fuerzas para continuar. Tus palabras son silencio. El silencio está lleno de gritos que una vez me encargué de rellenar. Tu presencia es solo frío, y yo busco el calor de la oscuridad. No corras las cortinas, el sol quema mis pupilas. Déjame marchar, ya no sufrirás, sé que mi presencia te arruina la existencia, por eso... déjame marchar. Y quiero que dejes de recordar quien fui, qui

Y me enamoré. ¿Cómo? Nada de magia, solo la vida fue la culpable de tal acto. Sus ojos no fueron lo que me cautivaron, ni tampoco su forma de hablar. Tan solo el tiempo. No tuve que tocarle la mano para darme cuenta de que le quería. No hacía falta que él nunca antes me hubiera visto. Para nada. Entonces, ¿cómo puedes saber si le quieres de verdad? Es lo que muchos preguntan, y la respuesta es tan simple como la pregunta: lo sé , es algo que se sabe. ¿Cómo sabes que quieres a la persona que tienes al lado? Lo sabes y punto. Puede que te haya dado más o menos razones, pero lo sabes. ¿Entiendes qué es que te pinte una sonrisa entre las lágrimas una persona que se encuentra a 1.881'3Km de distancia? Si no lo entiendes, no juzgues, no opines, no leas, no sientas. Deja mi vida como yo dejaré la tuya. No inventes historias ordinarias donde siempre conoces a tu pareja ideal en el bar o en el parking de una discoteca. Deja esas sabidas historias. No cierres tu mente a lo inevitable, a lo