Un millón de historias

¿ M e das un beso? El primero. El que probablemente recuerdas u olvidas. El inocente. El ¿verdadero? Niños, jugando el patio del colegio. Mirando cómo los demás juegan con una pelota y otros suben y bajan por el toboganes.  Te ofrecía unas rosquilletas que me había traído ese día. Aceptas y me das las gracias. Hablábamos, puede que de los juguetes o de la serie de aquella tarde. De la merienda o de cualquier otra cosa que en aquel entonces nos preocupaba. Dragon Ball , repetías que te encantaba. Yo también lo veía, pero me gustaba aún más con toda la pasión con la que me lo contabas. Estaba fascinada. No me preguntaba por qué preferías estar conmigo comiendo antes que jugar al fútbol con tus amigos. No me hacía falta. Parece que comprendía las cosas de manera distinta, más fácil. Y antes de entrar en el aula, me diste un beso en la mejilla. Los niños se reían de ti. Pero sonreías. Me alegraste el día, y desde entonces, sin saber por qué, empecé a ser diferente. Era mejor persona conti

E scribir una y mil canciones pensando en ti. Pero sin que suene cursi, siendo feliz. Describir mil momentos vividos, junto a ti. Y pensar que hace diez meses no sabía tocar ninguna de estas teclas. Pensar que todas ellas era ruido y ahora son melodía. Me abriste un mundo, un mundo lleno de historias que solo se pueden entender con música. Y te daré las gracias, sí, te las daré con una sinfonía, con una canción que resuma todo lo vivido, todo lo que nos queda por vivir y todo lo que ahora mismo sentimos. Música en mis huellas dactilares, las siento latir con ansia, quieren ser notas, quieren formar parte de nuestra historia. Soy feliz. Feliz de estar contigo, pero más aún sabiendo que puedo demostrártelo más allá de una partitura.  "I love you like a love song" Vía Tumblr .

Y a llego. Casi estoy a tu lado. Estoy tan nerviosa que ni si quiera me ha dado miedo viajar sola esta vez. Tanto tiempo esperando este momento que, mi vida, he dejado de temblar por no pisar el suelo. Puedo ver el mar que me aleja de ti la mayoría del tiempo, pero le he dado las gracias a las nubes por acunarme durante casi doce horas de vuelo. Si cierro los ojos puedo sentir el calor que desprende tu cuerpo. Y qué irónico, ¿verdad? Porque nunca antes habíamos estado tan cerca. Los kilómetros se acortan. Mi corazón está a punto de explotar. Tan solo puedo pensar en ti. ¿Pensarás tú en mí? No respondas aunque sea así. Recuerdo las casi once horas por Skype que pasamos hablando y en silencio. Me gustaría acortar distancias, vivir cada uno en una ciudad, como ahora, pero en un mismo continente, dime que no sería más sencillo. Quiero escuchar tu voz directamente, sin aparatos de por medio. Quiero saber qué se siente cuando tus manos cojan las mías por primera vez. Quiero saber qué se si

N o fue fácil. Quien diga lo contrario se equivoca. Quien diga que soy cobarde se confunde. Quien diga que me rindo no sabe lo que he vivido. Hasta ahora he sobrevivido como he podido. Pero me he cansado de intentarlo. Por eso huyo. Quiero irme lejos. Muy lejos. Olvidar quien fui y quienes fueron. Quiero ser quien verdaderamente debo ser. No soy una muñeca de trapo. No soy de nadie. Soy de mí misma. Y por eso no pararé de correr hasta sentirme a salvo. No me juzgues o serás juzgado. No me señales o serás señalado. Déjame huir, como me dejaste morir. No creo en los fantasmas, por ello sé a ciencia cierta que todos moriréis algún día y yo seré feliz. No me malinterpretéis, solo sé que vuestras vidas anteriores no me atemorizarán, porque dejaréis de existir cuando la tierra os llame. Ahora me llama mi vida. Esa vida que me ha dejado un tiempo, para que me dé cuenta de muchas cosas, terribles algunas. Ver la muerte a cada paso, ver el sufrimiento en mi cabeza y en la de los demás. Ya no l