Un millón de historias

¿ Y si imaginamos que no estamos aquí? ¿Y si pensamos en qué hubiera pasado si nuestras decisiones hubieran cambiado? ¿Qué hubiera pasado si nunca nos hubiéramos conocido? Tal vez seguiría llevando el piercing o nunca me hubiera tatuado. Quizás si hubiera sido más valiente hubiera entrado a aquella clase y hubiera gritado quién era y que me daba igual lo que dijeran de mí. Quizás... Quizás si me hubiera marchado a tiempo nada de eso hubiera ocurrido. Pero qué más da... He ido construyendo quien soy, me guste o no.  Pisé en falso y me mantuve firme. No caí, pero estuve a punto. Una mano, como salida de la nada, intentó ayudarme, yo cedí. Mi gran error. Y confié.  Confié en que él era esa solución a mi ecuación. Pensé que debía estar con él, porque me había "salvado", ¿no? Pero vaya error que cometí, ¿cómo no vi que era yo la que me salvé a mí misma? Yo miré hacia delante, yo accedí a darle la mano, yo dejé que me quisiera. No él. Yo le proporcioné ese nivel de encanto. Él

L a tempestad no cesa aunque nos hayamos equivocado. Pero, ¿y si no me equivoqué? ¿Y si la verdad era esa y yo solo continué hacia delante? Quizás estoy por el camino correcto aunque no lo vea. Porque da igual si mantengo los ojos abiertos o cerrados, sigo sin ver, sigo sin ver la verdad, los aciertos o los errores. Solo sigo sintiendo la caída, el vacío, esa sensación de desamparo que me persigue día a día. Me gustaría gritar, pero siento como si mi garganta no me perteneciera. Mi mente sigue martirizándome día a día, no me deja descansar. Me dice cosas, horribles, y no sé como hacerla callar. Cierro los ojos para no ver más allá, para no escuchar el dolor de mis manos ni de mis pies. Quiero borrar tantas cosas para no recordarlas... Me imagino con el poder del olvido. Lo utilizaría para mí, y después olvidaría que lo tengo y ¿podría ser feliz? No lo sé, tal vez. Mis errores continuarán aquí, aunque no recordaré haberlos hecho, ni ninguna de las demás cosas que me gustaron... tal ve

V endimos nuestras almas al diablo y nos quedamos desnudos. Presumimos de tener una vida de lujos y de ser felices, y nos quedamos completamente solos.  ¿ Qué nos ha pasado? No reconozco tu voz por teléfono, ni los sueños de estos últimos meses. Ni esas caricias que me causan dolor en cada centímetro de mi piel.  ¿Quiénes somos? Diría que soy yo, pero puede que haya dejado de serlo. Puede que ya no sea la misma persona que pensó que darte aquel beso iba a significar amor, cuando ahora significa que no me dejes por otra. ¿A quién hicimos daño? Tal vez a demasiadas personas. Debimos parar cuando nuestros corazones dejaron de latir, cuando mi amor por ti se convirtió en un sentimiento de supervivencia. Sí, dejé de quererte porque tenía miedo a desaparecer del universo. Sabía que acabarías conmigo en cuanto tuvieras la oportunidad, en cuanto te dieras cuenta de que me aterraba aquello que estábamos haciendo. Mentiras, engaños, persuasiones, robos... ¿En serio era aquello lo que yo que

N i siquiera sé hasta qué punto soy una de ellas. ¿Estoy viva? A veces no lo creo. Siento que paseo por una nube. Siento que caigo y jamás toco el suelo. Ya no veo ojos, ni manos. Tan solo veo el silencio y el vacío. Dime, ¿dónde me encuentro? Podrías contarme todo eso que no sé, y te prometo que guardaré el secreto. Sé guardar secretos, soy 98% silencio, te lo garantizo. No pretendo engañarte, solo necesito que me digas dónde estoy. Dónde me encuentro. Quién eres. Sobre qué camino. Miro a mi alrededor y no veo nada. Tan solo estrellas que viene y van. Unas explotan, y otras se crean. Dime ¿dónde estoy? Me encuentro tan perdida como el polvo de una estrella, ¿dónde van a parar ahora ellas? Si mueren, ¿en qué se convertirán? Me apena pensar que la vida se reduce a las cenizas que dejamos al morir, a los huesos que los gusanos no se comerán cuando nos encontremos en esa caja que jamás volverá a ver la luz del sol. Seremos el olvido que nadie recordará haber olvidado. Y ahora somos la