Wraith

Miles de pesadillas me invaden desde hace un año. No recuerdo que pasó para soñar con aquella joven sin rostro. Todas las noches la sigo en sueños, esperando a que se dé la vuelta para ver quién es. Hablamos, pero siempre olvido preguntarle su nombre. 

¿Quién eres, chica misteriosa?

Pero siempre termina igual. Mi cuello entre sus manos. El pelo sobre su rostro. Y yo muriendo ahogado sin poder hacer nada para impedirlo. 
Tiene la piel pálida como la nieve. Desearía ver al menos sus ojos. Saber de qué color son o si son como todo lo demás. 

Un día, mientras estaba esperando en la parada del metro, en la vía de enfrente, vi la silueta de una mujer. Me levanté y me acerqué a la vía, un minuto antes de que el metro parara. ¿Acaso era ella? Tenía rostro, como todas las personas, no era un sueño, lo sabría. No estaba corriendo como en mis pesadillas. Y justo a tiempo, alguien tiró de mí para que el metro no me matara. Cuando se puso en marcha, la mujer desapareció. ¿Y si era ella? Mi corazón iba a mil por segundo. No podía controlarme, quería averiguar quién era. 

Cada vez que parecía verla, me ponía en peligro. Otro día casi me atropellan en un semáforo. Me hizo caminar por el paso de cebra cuando el semáforo estaba en rojo, y pasaban los coches a toda velocidad. Un hombre me agarró del hombre y me tiró hacia la acera. En otra ocasión, la vi cuando estaba de excursión en la montaña. Estaba en el borde del precipicio y fui hacia ella. Cuando iba a alcanzarla, una mano tiró de mí para evitar que descendiera por la montaña como una mísera roca. Han habido muchas veces así, repetidas, en lugares extraños o cotidianos. ¿Me llama despierto para convertir mi vida en una pesadilla? Tal vez solo sea mi imaginación. Pero durante los últimos tres meses solo quiero pasar las horas dormido para verla, para volver a sentirme vivo a su lado. Tal vez esté paranoico. Tal vez necesite ir a médico especializado en este tipo de trastornos. 

Pero su belleza me encuentra allá donde esté. Su inmaterialidad supera cada relación y emoción que pueda experimentar. La necesidad de cortarme con el cuchillo cada vez son mayores. Pero lucho contra ellas. No puedo morir así como así por una alguien que no existe. 

Caminado por la calle vuelvo a verla. Camina, como en mi sueño, y yo la sigo. De vez en cuando se gira para ver si estoy detrás de ella. Y, como en mi sueño, no consigo verle el rostro. ¿Tendrá los ojos verdes? ¿o quizás son color miel? Camina sin descanso entre las calles de la ciudad, evitando los coches y la muchedumbre para que no la pierda de vista. Y sin a penas darme cuenta, hemos logrado salir de allí. Estamos en una explanada, alejados del ruido urbano. Solo nos queda un puente elevado, una carretera poco transitada, vieja. Árboles. Ella se acerca al borde del puente, estira la mano hacia a mí. Camino hacia ella y se la cojo. Su tacto es como lo imaginé. Suave, aterciopelado. Y me mira. Su rostro casi perfecto sonríe al verme al fin. Sus ojos llenos de vida y muerte están dilatados, casi no puedo distinguir el color amarillento de sus ojos. Sus labios delgados dibujan una sonrisa encantadora que aleja cualquier tipo de temor de estar allí arriba. Sus pómulos sonrosados y su redonda nariz parecen como dibujados sobre su rostro. Da un pequeño paso hacia delante, y las puntas de sus pies sobresalen del puente. Hago lo mismo que ella. Me siento seguro estando a su lado. Me aprieta la mano con delicadeza y se inclina hacia delante. Y entonces caemos.

"I saw her when I was dead".

Vía Pinterest


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