Chance

Cuando vas a dar el siguiente paso, alguien te detiene. "¡Eh!" miras a todas partes, y una persona en el edificio de enfrente saca la cabeza. "¡Ni se te ocurra moverte de ahí!". ¿Quién es él para decirme lo que tengo que hacer? Y vuelve a meter la cabeza. No sé por qué, pero me quedo paralizada. Sus palabras me llegan al corazón y no puedo hacer nada. Unas lágrimas recorren mi rostro. No puedo dejar de llorar. Se que llevo un tiempo llorando porque en seguida escucho unos pasos detrás de mí. Lo escucho acercarse y me siento más perdida. ¿Por qué le habré hecho caso? Escucho su agitada respiración. Cada segundo era como una hora. Notaba cómo el día se iba apagando dentro de mí, cómo un alma me empujaba hacia el abismo y mi cuerpo se venía abajo. Pero su mano se posó sobre mi hombro. Me sentí sobre la  tierra de nuevo. Sentí como si todo lo que esperaba volviera ser importante para mí. Volví a sentir algo. Se sentó a mi lado. No me giré para mirarle, en cambio él no paraba de hacerlo. Empezó a hablar sobre algo, pero mi mente iba demasiado deprisa para pararse a escuchar sus palabras. Mi cerebro sentía cosas diversas: "Quiero acabar con esto, ¿por qué no lo haces?" y "Quédate donde estás, mejor que no te muevas, no conseguirás nada". Y volví a la realidad. La verdad es que fueron sus palabras las que llamaron mi atención, más bien una: Morir. Me giré hacia él. Entendió que no estaba escuchándole, pero no pareció importarle. Volvió a repetirlo: "Pasé por unos momentos difíciles hace un par de años. Quise terminar con todo. Dejar mi vida a un lado no servía, por lo que me propuse salir de ella. Quería morir" fue en ese momento en el que desperté de mi sueño. Seguía: "Pero una persona consiguió devolverme la esperanza, o ese sentimiento de querer seguir viviendo, de querer conseguir cosas por mí mismo, sentirme realizado". Era su forma de hablar la que me llegaba. Quería seguir escuchándole, quería preguntarle algo, pero no me salían las palabras. Más bien eran las lágrimas las que hablaban por mí. Y miré al frente. "La vida es injusta, por lo que tienes que luchar para que al menos sea un 10% justa para ti. Tienes que ser fiel a ti misma. No tienes que dejar que nadie te amargue los buenos días. Tampoco te estoy diciendo que tienes que sonreír siempre, pero si lo haces conseguirás que otra persona lo haga, y probablemente con el tiempo consigas que ese 10 se convierta en 100. Eres muy joven para pensar en quitarte del medio. Seguro que tienes sueños, no te quedes aquí, sal a perseguirlos y conquistarlos. Seguro que tu mente y tu cuerpo están ansiosos de sentirse útiles". Me coge de las manos "hazme un favor" dice mirándome a los ojos "no acabes con tu preciosa vida. No importa cuánto hayas sufrido, lo que importa es lo que te está por llegar". Y son palabras las que ayudan al final. Gestos. Que una persona que no te conoce de nada se sacrifica por hacerte ver la vida de otra manera. Es otra persona la que espanta el monstruo de la oscuridad para dar paso a la felicidad, a los buenos días. Una persona que no te conoce de nada y te muestra que tienes más oportunidades en la vida, que no solo existe una. Te concede una oportunidad que no puedes rechazar. Te salva de morir. Te salva de ser infeliz. Le miro a los ojos "gracias", es lo único que puedo decirle antes de apoyar mi cabeza sobre su hombro y de que él me abrace. "Siempre estaré ahí". Y esas palabras se las tatuó mi alma, y la suya. Alguien que te ayuda así, permanecerá por siempre en tu vida.

"Listen somebody who wants help you"

Tercera parte de Die
Continuación de Live.

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