Un millón de historias

Y si la vida te regala limones, ¿por qué no hacer una buena limonada? Déjales a todos sin habla. Hazles ver que eres una persona que se enfrenta a los problemas. Parece que te achiques con todo lo malo que sucede a tu alrededor, pero lo único que estás haciendo es coger fuerzas. Muchas fuerzas. Porque existen vivencias en las cuales son necesarias esas fuerzas. Retienes, te callas, observas, reprimes sentimientos... pero llega un momento en el que ya no puedes más. Lo sueltas, sonríes, vives. Nadie tiene que dirigir tu sonrisa. Nadie puede obligarte a mirar hacia ningún lugar en concreto, ¿por qué? Jamás comprendí por qué las personas tienen que entrometerse en tu vida. Intentas superar los obstáculos que te encuentras, saltarlos, sortearlos, acabar con ellos... pero, las personas deberían mantenerse al margen la mayoría de las veces. ¿Me ves seria? Aléjate. ¿Me ves llorar? Huye. ¿Quieres morir? Pues continúa haciéndome sufrir. Del sufrimiento crezco, aunque muera lentamente. Es la ú

¿ L o entiendes, verdad? Entiendes que pase lo que pase, nada me detendrá. Seguiré siempre a tu lado, apoyándote, porque es lo que mejor sé hacer. Llega un momento de tu vida en el que te das cuenta que lo que mejor sabes hacer es amar a otra persona. No me importa no saber nada más, tan solo sé que se me da bien quererte, estar atenta a lo que haces, darte todo lo que quieres. No me importa no recibir lo mismo que doy, porque sé que tú sueles responderme de otra manera. No eres tan directo, no te sale decir "te quieros" como a mí. Eres más tímido en ese aspecto, pero tienes tus cosas mágicas, tus miradas, tus caricias, tus momentos. Y me encantas con ellos y cuando no los tienes, porque siempre me tienes en cuenta. Soy tu centro, y tú eres el mío. Es lo único que necesito y pido. Por eso no necesito nada más, tú eres mi felicidad. Seguro que no hay nadie más feliz que yo sobre la tierra, te lo puedo asegurar. Me siento bien con el olor de tu piel, sin perfumes, sin máscar

S é lo que es estar ahí. Mirar desde un punto y buscarte en el escenario. Todavía recuerdo esa sensación que se te pone en el estómago cuando el foco cae sobre ti. Se me eriza la piel con tan solo pensarlo. Estabas ahí, a escasos metros de mí. Todos nosotros estábamos ahí por ti. No importa quien seas, solo importa lo que significas: unión, fuerza, sobrevivir, continuar, amor, vida. Eres todo eso, porque probablemente gracias a ti siga en pie ahora. Me encontraba entre toda aquella gente para apoyarte, para sentir cada una de tus letras. Ver esa sonrisa en tu rostro durante dos horas fue casi lo mejor de estar esperando aquel concierto durante meses. Vi en tu rostro la dicha. Pude ver cómo llorabas con aquella canción que hablaba de todos nosotros. Pude sentir cómo tu púa rasgaba las cuerdas de tu amada guitarra. Estaba hundida, y tú me levantaste de nuevo. La marea de gente consiguió que volviera a resurgir de mis cenizas. Las buenas vibraciones de aquella sala me hicieron comprender

N o sería así, para nada, si no fuera por ti, por ti, por ti, por ti, por ti y por ti. Muchos "ti", tal vez no tantos de corazón, tal vez sean extraños que se cruzan en tu vida por una razón. Yo miro al pasado, miro al futuro con desesperación. Intento comprender. Intento asimilar. Pero a veces las ganas que tengo de volar son superiores a las de quedarme aquí un poco más. No he cambiado, he evolucionado. Sigo siendo yo: esa persona que conociste un buen -o mal- día en aquella habitación. No dije nada, y tú ya me tomaste como una persona seria e introvertida. No me conocías, ¿por qué juzgar por una primera mirada? No hay por qué. No hay por qué. Entonces, fui mostrando todo lo que cabía en mi interior, quizás había más de lo que algunos pudieran imaginar. ¿Quién pensaría que tuviera ganas de matar? ¿Quién pensó que mi vida un temor así ocultaba? Nadie, porque hasta este momento nadie se paró a escucharme. Quizás sea quien soy porque llegaste a mi vida. Quizás sea como soy ho

A l despertar pude verte. Estabas dormida. Me sorprendí, pero me di cuenta de que eras la única persona a la que esperaba ver sentada allí. Tenía la mente confundida, como si hubieran limpiado parte de mi cerebro y después lo hubieran dejado en su sitio de nuevo. Pero ¡estabas allí! Y era lo más importante. No podría describir con palabras lo que significaba aquello. Creo que nunca podría. Me había comportado tan mal contigo que por un momento dudé de por qué estabas allí. ¿Te importaba? Porque solías demostrar lo contrario. Pero en aquel momento no me importaba demasiado, estaba feliz por verte allí. Estaba vivo gracias ti, o eso parecía. No quería despertarte. Aunque quería saber a ciencia cierta qué había pasado, quería verte dormir. Parecías cansada, inquieta, angustiada... ¿Era por mí? No creo. El sillón no parecía muy cómodo, y parecía que tenías frío. Y finalmente digo tu nombre. Te despiertas, y una sonrisa ilumina tu apagada cara. Me haces sonreír. Me cuentas lo ocurrido, pe

L a vida ha dejado de tener el sentido que tenía. Ya he dejado de preguntarme por el mañana por el por qué de las cosas. He dejado que la vida sustituya mis penas por heladas. He dejado a merced del destino toda clase de situaciones inesperadas. He dejado de preocuparme. He dejado de ser quien era para convertirme en la persona que todo el mundo quería que fuera desde el principio. He dejado de comer para caber en la talla de las demás. Dejé de pensar, porque a los otros no les parecían adecuadas mis intervenciones. Dejé de hablar porque todos mis pensamientos iban en contra de los demás. Comencé a mentir, porque la verdad no le gustaba a nadie. Empecé a inventarme estados de ánimo, porque al parecer aburría a todo el mundo cuando respondía con la misma palabra. Empecé a vestir diferente para que me aceptaran socialmente. Empecé a consumir alcohol, aunque no me gustaba. Fingí que disfrutaba de las fiestas cuando en realidad lo único que hacía era aburrirme. Ya nada contenía el sentido

E xisten esos días en los que no entiendes por qué, pero te ocurren cosas que te cambian completamente la vida. Había sido un día agotador, esos en los que piensas " ¿por qué habré decidido hacer esto si realmente no me gusta? ", pero sigues haciéndolo porque no queda otra. No te odias, porque sabes que eres la única persona a la que realmente debes amar. Solo tú sabes quién realmente eres, y no debes demostrarte nada a ti mismo, ni a los demás, porque sabes de lo que eres verdaderamente capaz. Y mirar por la ventana mientras atardece, te hace recordar que vale la pena salir casi de noche a trabajar para poder considerar esas puestas de sol que te devuelven el recuerdo de por qué estás en esa situación. Es una ciudad grande, llena de ventajas e inconvenientes, pero te gusta. Te sientes parte de su estructura, eres un engranaje más que hace que funcione correctamente. Sientes que sin ti, nada funcionaría como debería. Algo llama tu atención. Una chica en la azotea. Tu corazón

C omencé a sentir cómo te alejabas de mí. Desde aquel día en la cena con tus amigos. Ya no me mirabas. Esquivabas mis palabras. Preferías mantener tu mente distraída en otras cosas. Y lo conseguías. Te perdía. Y no podía controlar lo que ocurría a mi alrededor. No. Intentaba mantenerte cerca, te trataba de la misma manera, pero eras tú el que había cambiado de manera de ver el mundo, de verme a mí. En poco tiempo dejé de importarte. En poco tiempo dejé de gustarte. No hice nada, tan solo no dejé de amarte. Eres especialista en romper corazones, en destruir ilusiones, en golpear esperanzas y deshacer sueños. No quería decirte adiós y te obligué a responderme mi " por qué ". Te quedaste en blanco y te llevaste las manos a los ojos, tapándote el rostro. " ¿Por qué? " era lo único que yo quería saber. "He cambiado... " comenzaste. " No quería mentirte, tan solo quería salir de mi rutina..." , me quedé en silencio, pero algo dentro de mí comenzaba a

V olver a verte. Eso es lo que me hace no desesperarme durante este largo viaje. Todos me dijeron que si de verdad te quería, fuera allá donde tú estuvieras. Y aquí estoy, en un trasto de metal que va a unas velocidades desorbitadas ansiando el momento de tenerte entre mis brazos. Nunca había hecho nada parecido por nadie. Eres la única persona que me empuja a hacer este tipo de cosas. ¿Aventurero? Qué va. ¿Extrovertido? Todo lo contrario. Siempre quise conocer a esa persona que pudiera mi vida al revés, que me hiciera sentir algo en mi interior y creará en mí la necesidad de protegerla. Y así pasó. No fue amor a primera vista, necesitamos nuestro tiempo, nuestras conversaciones sobre monedas y cosas extrañas que ahora no consigo recordar, porque siempre estaba pensando en todas las cosas que te quería contar. Eras esa persona con la que quería recorrer el mundo, pero hasta hace unos meses no me di cuenta de lo que significabas para mí realmente. Y te escapabas de mi vida. Te sentía

U n momento en tu vida donde te lo planteas todo. ¿Quién soy? ¿Quién fui? ¿Quién seré? La verdad es que siempre he sido la misma, y no sé por qué la gente se empeña a que cambie. ¿No les gusto? ¿No les importo? Si es así no me echarán en falta. Si es así, mejor que me despida de la vida. Aunque espero que después haya algo, aunque sea una luz que sepa hacia donde debo ir, una luz que me guíe tras perder la vida. Y ahora me pregunto: ¿hice bien? Si estoy aquí la respuesta es no. Es claramente no. Me quiero morir. No vivo feliz, no siento que vaya a ser feliz, y no quiero seguir sufriendo así. No le gusto a nadie, no quiero decir que a nadie le parezca atractiva ni nada, sino que no a nadie le gusta pasar tiempo conmigo, nadie se interesa por mi vida, nadie siente curiosidad por conocerme, en cambio, yo sí tengo curiosidad por conocer a los demás. ¿Merezco morir? Creo que todas las personas merecen vivir, tener una segunda o tercera oportunidad, o las que sean necesarias. No he matado a

L legaste. No pediste permiso y te colaste en mi corazón. ¿Cómo? No lo sé, eso contéstamelo tú. La vida puede regalarte otra con la que compartir la que siempre has vivido. Y creo que a veces no merezco que me regalen tanto. Haces que se dibujen sonrisas incesantes en mi rostro. Provocas que mi piel se ponga de punta cuando te ve. Siento que soy la persona más feliz del mundo, pero después llegas tú y me dices: " la persona más feliz del mundo soy yo por poder tenerte como compañera en este sinuoso viaje ". Y ganas tú la partida por cuádruple puntuación. Me siento más fuerte a tu lado, me das alas para poder volar allá a donde vayas. Recuerdo el día en el que más perdida estaba. Y tú sin conocerme, me tendiste la mano y creaste todo un mundo perfecto para mí. Me diste todo sin pedir nada a cambio. Y ahora soy yo la que debe darte, te lo regalo todo, porque si tu me faltas... me quedaré en nada. Eres tú quien completa mis días. Esos paseos en invierno que hacen que derritam

C ansada, estresada, mi vida no vale nada. Mis historias, mis cuentos, algún día me cansaré de ellos. Mi cabeza, mi corazón, cualquier día me desharé de todo esto. Preguntas, respuestas, ojalá alguna me sirviera. Vida, muerte, no entiendo la diferencia. Juventud, adolescencia, no comprendo el paso que hay que dar para dejar de ser una cosa y pasar a ser otra. Desnuda, vestida, me siento igual de ambas maneras. Morena, pelirroja, qué más da si no me veo la mitad del tiempo. Mi desorden, mi limpieza, es mi casa y pongo yo las normas. Mi desesperación, mi tranquilidad, no concibo la vida sin mi irremediable bipolaridad. Te encuentro, te pierdo, sigo sin entender mi vida, genial. Día, noche, quizás no pueda continuar pero la realidad es que no veo ninguna otra solución real. Estrellas, oscuridad, ¿de verdad que fuera hay algo más? Amor, desamor, no consigo aclararme en mi incomprensión. Música, silencio, no sé qué es mejor en estos momentos. Mentiras, sufrimiento, ¿por qué prefieres con