Fairytale


No puedo ser una princesa de cuento, porque no existen. Tan solo existen personas buenas y malas, nada de príncipes ni princesas. Quizás si brujas y demonios, pero nada de buenas acciones que curen heridas y te protejan de las pesadillas. Me siento débil, arrastrada por la espantosa marea humana. No puedo ir contracorriente, porque la vida me pesa. No me puedo sostener en pie. Pienso que no puedo seguir como siempre, que necesito algo en lo que apoyarme, pero todo es demasiado pequeño para poder dejarme caer. Necesito un empujón que me guíe, no que me cause más heridas. No creo que pueda soportar más dolor, no creo que pueda resistir a tanta presión. Mi dolor de cabeza constante. Mis dolores musculares. Mi incansable hiperactividad. Mis pocas ganas de hacer lo que nadie quiere hacer porque son demasiado vagos para realizar acciones que creen que no les incumben o cosas así. No dejo de pensar en cómo sería mi vida si hubiera nacido en otro lugar, sin haber conocido esas historias que me empujaron a soñar sin más. ¿Qué hubiera pasado si no hubiera escuchado hablar de la Bella durmiente ni de Blancanieves? ¿Habría sido mi vida diferente si no hubiera leído el cuento de Rapunzel? ¿Tal vez sería más feliz sin haber leído los libros que me dieron una infancia tan dichosa que ahora la extraño con locura? Puede ser. De pequeña esperaba encontrarme con el Hada Azul, cuando iba creciendo pensaba que mi hada madrina aparecería para deshacerse de mis lágrimas, y ahora que ya no puedo controlarme, pensaba que mi príncipe aparecería en un caballo blanco. En cambio, cuando tenía cinco años me caí y me rompí la mandíbula y la clavícula; cuando cumplí los catorce, pasé casi todos los años de la ESO en el hospital porque estaba enferma; y ahora, con veinte años, soy anoréxica y me auto-lesiono. ¿A quién le gustaría tener una novia así? Además, prefiero no causar problemas a los demás, me valgo por mí misma. El mundo me ha demostrado que es imposible vivir en un cuento de hadas, que la realidad te hace, a cada paso, más débil. No importa lo fuerte que empieces, porque siempre habrá alguien que te hunda. No importa lo bien que te agarres a la barandilla, si te has tropezado, caerás. Siempre creí que después de la tormenta, llegaría la calma... pero todavía no la vislumbro, ¿se ha olvidado de que sigo viva? Y cuando estoy hundida pienso, ¿por qué sigo viva? Con todo lo que he vivido en mi corta vida, no entiendo cómo la persona que lo gobierna todo quiere que siga viviendo. ¿Existe alguien que decide el mal? ¿Existe alguna persona que me salve de mi terrible final? No, nadie. No existen las personas maravillosas como sacadas por arte de magia de los libros que leo a todas horas. Son personajes ficticios que hacen que tu vida sea cada vez más desdichada, hacen que te replantees tu existencia y el porqué de vivir donde naciste. Y por eso me alejé de todo, porque me sentí engañada y preferí empezar mi propia vida, lejos de los cuentos, de la magia, de las creencias de los demás. Empecé a crear mi historia, pintada de sonrisas invertidas, sangre, heridas... y detrás de todo eso: esperanza.

"Creating my own fairytale"

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