Wet

Sumergida, bajo las olas del océano. Me quedo ahogada a cada paso que no logro dar. No puedo respirar, aunque no es impedimento alguno para intentar continuar. Es diferente, el agua es más densa y me siento diferente. Me siento abrazada, más ligera y completamente rodeada de bellas criaturas. Necesitaba sentirme así. Me siento como si cada partícula de agua me abrazara antes de dejar que otra lo intente. No me siento sola, no como me siento fuera del agua. Es un descanso sumergirme y sentirme protegida. Odio la sensación del viento sobre mi piel, esos ojos que me observan todo el tiempo mientras mi vida corre peligro sobre el manto de tierra que pisan mis pies. Durante gran parte del tiempo pienso en dejarme llevar por la corriente y sentir el agua en cada poro de mi piel. Creo que no vivo igual cuando estoy lejos del mar. Siempre estoy triste y deseando volver a probar el agua salada. No es lo mismo estar en una piscina, es demasiado artificial. Necesito sentir que el agua calienta las olas y espera a que mis pies se mojen y yo decida correr hasta quedar hundida por el inmenso océano. Me siento libre, realizada, a gusto entre las olas. La plenitud que siento mientras el agua me envuelve no lo consigue el aire cuando camino cada día hasta llegar a la playa. El sol es distinto, y me asfixia pensar que algún día pueda vivir lejos de aquella vida que ahora llamo hogar. Mucha gente vive los 365 días del año cerca del mar. Y yo necesito vivir en el mar. Es una necesidad, es una exigencia de mi cuerpo. Recuerdo de niña cuando pasaba horas y horas en la bañera hasta que se me arrugaban los dedos de los pies. Recuerdo cuántas veces se nos hacía de noche en la playa y mi madre tenía que gritar mi nombre para que saliera del agua. Recuerdo cuantas veces lloré bajo la ducha por echar de menos el agua salada que ahora me baña cada día. Recuerdo que me llamaban sirena por no salir del mar, por siempre estar pensando en el agua, y solían hacer chistes sobre mi futura cola de sirena o que me convertiría en pez. Pero no me importaba, porque no les escuchaba. Yo era y sigo siendo feliz sumergida entre las olas. 

"Mi vida en cada ola que pasa desapercibida"

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